sábado, 13 de octubre de 2007

Dime qué comés y te diré quién eres... ¿Quiénes somos?

A propósito de algunas pruebas de la transculturalización de la cultura en nuestra sociedad, me gustaría ampliar el aporte de "la monchis" porque me parece dramático y cotidiano. La gastronomía nos dice mucho de un país, así que cabe preguntarse qué nos dice la comida que consumimos actualmente. Por ejemplo, vamos a un mall –buen ejemplo de transculturalización desde el nombre hasta la conformación del espacio– y encontramos Mc Donalds, Burger King, KFC, Quiznos, China Wok, Pizza Hut y Taco Bell llenísisimos, como si en alguno de ellos regalaran algo; sin embargo, Rústico y otros lugares de comida costarricense están prácticamente vacío. Veamos nuestros almuerzos: las papas fritas suelen desplazar a los frijoles y los picadillos, la torta de carne desplaza al trozo de carne, el pescado o la torta de huevo, la ensalada empaquetada con crutones y aderezo ranch desplaza a la ensalada de lechuga, repollo, tomate y limoncito. Y los ejemplos son infinitos y el resultado es uno: la riqueza de la comida costarricense se está perdiendo porque la gente está dejando de hacer sus recetas. Por ejemplo, ¿cuántos de ustedes ha probado un picadillo de tronco o palo de papaya? ¿quiénes han probado la chiricaya o el fresco de naranjo agrio? ¿cuál sabe qué es una lengua fingida? ¿quién ha saboreado una chorreada en los últimos días? ¿quién siempre incluye picadillos en su dieta? Esos platillos están desapareciendo de nuestra memoria y nuestra mesas y en su lugar ponemos los macarrones con queso de caja, los fideos con cualquier cosa, las hamburguesas repletas de grasa y colesterol, la papas fritas, los cereales de figuritas y de colores, los burritos mexicanos... Nuestra comida deja de ser nuestra ante nuestras bocas indiferentes. Oocos saben nuestras recetas tradicionales, incluso cierta gente las considera polas.

Quizá el único fuerte sobreviviente sea el gallopinto, platillo protagonista de una tonta disputa entre Nicaragua y Costa Rica sobre su pertenencia. Sin embargo hasta este sobrevive porque se ha convertido en nuestro souvenir –recuerdo– para los extranjeros para acallar a nuestra conciencia cuando nos pregunta por la comida costarricense.

Se ha dicho que nuestra cocina es pobre, los pobres somos nosotros. ¿Quiénes somos?

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