lunes, 8 de octubre de 2007

le voy a la monchis...

Basicamente, todo fenómeno cultural nuestro ha sufrido procesos de transculturación: experiencias traumáticas de contacto violento entre lo uno y lo otro donde, por medio de articulaciones de significantes, tratamos de resolver simbólicamente este brusco encontronazo, a a partir, y esto es lo central, de significantes muy propios o únicos para cada región latinoamericana. Es decir, no importanta tanto el objeto x sino los procesos semióticos muy particulares presentes en cada cultura.
Ahora bien, No pretendo extraer un ejemplo clave sino, más bien, enumerar situaciones características de nuestra identidad nacional que, a su vez, en su reverso refractan la transculturación de los objetos culturales "propios " y por ende, de esta identidad. Por ejemplo, el gallo pinto, un plato que no puede faltar en la mesa del buen tico; cuyos sus productos son frijoles, procedentes del sur de méxico y centroamerica, arroz de la China y traído por los españoles que, dependiendo de la zona van a tener una particular forma de cocinarse, ergo identificarse. Ya sea como moros con cristianos, burra, gallo pinto, rice and beans dependiendo si se hace con manteca, con aceite vegetal, aceite de coco, con culantro o cilantro, con chile jalapeño, chiltoma, ochile dulce, salsa de especias inglesa o Lizano, con platano verde, con frijoles negros o con frijoles rojos.
O para cerrar con broche de oro el tamalito que no es más que un plato transcultural por excelencia donde encontramos una mata de platano traída de africa que nos protege las sobras del plato español (arroz chino, aceitunas, cerdo) que nuestros hambrientos indios recogieron y, para hacerlas más provechosas, las mezclaron con la masa de maíz y que guardaron para celebrar las navidades cristianas y , a su vez, rememorar las fiestas paganas sean dedicadas a yule o a Saturno. Además cierta influencia europea le agrega al tamal el pan de trigo; de tal manera que hay familias de origen italiano que utilizan el pan de trigo para acompañar el tamal, nuestro agiaco continental.
me retiro porque de tanto hablar de comida se me abrió el apetito, voy a revisar la refri a ver si me mando un gallito de picadillo de palmito...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Héctor, se le escapó acompañar el tamalito con el café o el aguadulce que también revelan esa enorme diversidad cultural y transculturación. Nada más quiero añadir que si no tenés nada en la “refri” podés ir a comprar un “chop sui” o un “cantoné”.
A propósito, conozco a mucha gente, no solo de origen italiano, que se come el tamal con pan.

Marta Madrigal dijo...

Héctor, se le escapó acompañar el tamalito con el café o el aguadulce que también revelan esa enorme diversidad cultural y transculturación. Nada más quiero añadir que si no tenés nada en la “refri” podés ir a comprar un “chop sui” o un “cantoné”.
A propósito, conozco a mucha gente, no solo de origen italiano, que se come el tamal con pan.